1. Todos los seres humanos nacen con capacidad para aprender música y el desarrollo de esta musicalidad innata es de vital importancia para el enriquecimiento del conjunto de la personalidad. Por este motivo realizamos una forma de enseñanza que posibilite el desarrollo de todos los alumnos, porque educar significa tener la suficiente pasión como para extraer las posibilidades que se encuentran dentro de cada persona.

2. El alumno debe situarse en el centro de la enseñanza porque cada persona es creativa de forma inherente, tiene necesidades y talentos únicos de tipo físico, emocional e intelectual y posee una capacidad ilimitada de aprender. El profesor debe estar atento y consciente de las necesidades de cada alumno, de sus diferencias y aptitudes y tener la capacidad de responder a ellas a todo nivel. Las clases, aunque toman como referencia un riguroso marco teórico de observación, son flexibles y espontáneas, capaces de seguir las necesidades de cada niño.

3. Nuestro valor fundamental es basar la enseñanza en la comprensión auditiva de la música y en el desarrollo de un pensamiento musical. Escuchar, discriminar, coordinar, asimilar, responder, imitar, crear, forman parte de las actividades básicas que nuestra mente realiza para poder aprender un lenguaje. Nuestra metodología construye cada nuevo paso sobre la maduración que cada alumno va consiguiendo en cada momento, sin forzar, ni manipular nunca este proceso. El niño aprende música respondiendo libremente a ella y sintiéndose apoyado y guiado en un camino que va creando él mismo. A cada alumno se le propondrán las actividades y las estrategias adecuadas en cada momento según su propia madurez.

4. Estimulamos la percepción de la música ofreciendo al niño materiales musicales de la mayor variedad y riqueza. Aprendemos comparando y para comparar necesitamos contrastes. Por eso utilizamos un repertorio de canciones populares universales, compuestas en todos los sistemas modales conocidos y recitados rítmicos en todas las métricas posibles.

5. El profesor crea un hábitat donde el alumno, al abrirse física, mental y emocionalmente, entra en contacto con la música como algo íntimo y propio. En un espacio donde hay acciones e impulsos diversos, movimiento y sensibilización corporal, experimentación e implicación, imágenes, relaciones y asociaciones, preguntas abiertas y una atención esmerada a los pequeños cambios cualitativos, los aprendizajes fluyen a un ritmo personal.

6. El camino que proponemos es un camino holístico, la totalidad está contenida en cada parte, en cada paso que se aprende. No hay ningún aprendizaje posterior que de alguna manera no estuviera contenido en el primer paso. Desde el primer momento se siembre una semilla en la que están contenidas todas las posibilidades posteriores del árbol adulto. En este sentido, no proponemos un aprendizaje lineal, sino un proceso expansivo, hacia terrenos cada vez más diferenciados, utilizamos actividades globales que mantienen su esencia durante todo la vida del aprendizaje musical y a partir de las cuales se enfocan detalles cada vez más complejos y se desarrollan habilidades cada vez más elaboradas. Una y otra vez se regresa a los mismos lugares para verlos con ojos cada vez más maduros.

7. Observamos las capacidades de los alumnos no para establecer categorías educativas, sino para ser capaces de adaptar nuestro ritmo y estrategias formativas a cada uno de ellos. Es importante extraer el pleno potencial de cada alumno, para lo cual es imprescindible realizar una enseñanza adaptada a sus capacidades sin que eso conlleve separar o seleccionar, ya que los alumnos pueden aprender de las diferencias mutuas y valorar sus propios puntos fuertes.

8. A través de la música el alumno adquiere la posibilidad de familiarizarse con su mundo interior: imaginación, emociones, sensaciones, ideas y pensamiento, y de actualizar, enriquecer y desarrollar todas sus energías, vitales, afectivas, creativas y espirituales, abriendo un espacio para una práctica diaria donde la paciencia, la constancia, y el esfuerzo voluntario y alegre, le ayude a su desarrollo como ser humano. No son sólo los aspectos intelectuales o profesionales los que necesitan orientación y cultivo.

9. Incluimos entre nuestros objetivos educativos, no solamente los puramente musicales, sino que queremos ayudar a comprender a alumnos y padres las actitudes necesarias para el desarrollo adecuado de una educación artística y ayudarles a ampliar sus horizontes y expectativas.

10. Frente a la rigidez abogamos por la flexibilidad, frente a la superficialidad por la profundidad. La profundidad necesita calma, reposo, atención individualizada, respeto hacia el ritmo individual de crecimiento, necesita establecer un dialogo sensible entre lo interno y lo externo, necesita la inmersión y confianza en los procesos, necesita apertura y la apertura necesita experiencias gratas, cargadas de sentido, experimentación, implicación, intensa conciencia corporal, en resumen, atención, percepción sin juicios, acción espontánea y sin trabas.
